jueves, 28 de julio de 2011

viaje a nuestra jungla interior

Querida familia, cuántas cosas que contar y que poco tiempo para escribir…


Los niños de India son capaces de cualquier cosa...

Hace ya unos días que han aprobado en la comunidad la construcción del parque de juegos! Uno de los mayores problemas que teníamos era la financiación del proyecto, pero tengo que decir que gracias a las donaciones que habéis hecho y después de hacer un presupuesto, tenemos suficiente para cubrir todos los gastos! Con el dinero vamos a comprar los materiales y a pagar al constructor (aunque nosotros también tomaremos parte en la construcción). Desgraciadamente solo nos quedan dos semanas aquí y no dará tiempo a mucho, pero mi amigo Jesús seguirá aquí y se encargará de tenernos al tanto de todo. Gracias a todos por vuestra ayuda!!!



Solar en la Loving Community para el parque de juegos.


La rehabilitación de la Bholu 2 está ya casi lista. Esta mañana se ha puesto el suelo a base de fragmentos de piedra reciclada. Esta técnica no es nuestra, la llevan usando en el slum desde hace mucho tiempo. Es una forma muy económica de tener un suelo decente, fresco, y que se pueda limpiar bien. Se ha usado ya en un par de aganwadis y ha quedado muy bien. Estéticamente es muy orgánico y nos muestra claramente el concepto de “reutilizar” que es parte de la filosofía sostenible de este proyecto.



Suelo de piedras recicladas, Bholu 2.


Con las fuertes lluvias del monzón tuvimos problemas con los muros exteriores de una de las escuelas. Los hemos tenido que sustituir y hemos empleado unos paneles de fibra de vidrio que aquí utilizan para los tejados… aquí tenéis una imagen de cómo ha quedado.




El nuevo muro exterior del patio de la Bholu 10 y una visitante...


Arquitectura aparte… hoy os quiero hablar sobre “Gramshree”. Se trata de un proyecto dedicado a fomentar la independencia de la mujer en India. Aquí, el control económico lo lleva el hombre, que en la mayoría de las ocasiones, es el encargado de trabajar y llevar a casa el dinero necesario para sacar adelante a la familia. Las mujeres son por lo general las encargadas del hogar y de la educación de los hijos.
Pues bien, en muchos casos, el hombre, enganchado al tabaco, al alcohol, o al juego, no regresa a casa con dinero y la familia comienza a pasar apuros. Por otro lado, si la mujer trabaja, los niños se quedan desatendidos y además, puede suponer una dura reprimenda por parte del marido. Gramshree ha buscado una método para ayudar a estas mujeres, conciliando la vida en casa con el trabajo. La organización que se dedica fundamentalmente a la producción de prendas de vestir y complementos hechos a mano, se organiza en grupos de 40 mujeres. Cada grupo cuenta con una líder encargada de organizar el trabajo y de llevar el material necesario a cada miembro del equipo. El sistema medido en horas de trabajo permite a las mujeres trabajar desde casa y así conciliarlo con la vida familiar.

Las privilegiadas que pueden trabajar fuera de casa preparan las telas que luego son enviadas a cada uno de los equipos.

Aquí tenéis algunas imágenes de la sede de Gramshree.



Trabajando en Gramshree.


Este fin de semana viajaremos a Surat, un pueblo al sur de Gujarat, donde ayudaremos a montar una exposición de los productos artesanales de las fundaciones de Manav Sadhda; tanto la parte textil que lleva el proyecto de Gramshree, como de las tarjetas de felicitación que hacen los niños en el proyecto Earn and learn.


El fin de semana pasado Manav Sadhna organizó un pequeño viaje de fin de semana para los voluntarios al sur de Gujarat. El viaje tuvo tres etapas: la primera etapa fue en un pueblo al sur de Ahmedabad, Armeli, para la donación de 50 sillas de ruedas de bajo coste. La segunda etapa del viaje fue en la jungla de Gir para visitar una de las reservas naturales más especiales de India, pues es la única donde aún se encuentran leones en libertad. Y la tercera en un colegio de un pueblo que hay camino a Ahmedabad para compartir con los niños nuestra experiencia como voluntarios.

La primera parada en Armeli fue una ocasión para reflexionar sobre el gran regalo de la movilidad. Allí nos esperaban mas de 50 personas con alguna minusvalía que les impedía andar correctamente. La mayoría habían contraído el polio en su infancia, una enfermedad para la que existe una vacuna eficaz desde hace mucho años. Es duro comprobar el efecto de no tener acceso a una vacunación infantil.



Cada uno se encargo de un grupo de minusválidos, este era el mio!

Sin embargo, pudimos compartir con ellos un rato de charla y me sorprendió especialmente la actitud positiva que tenían y las ganas de seguir adelante. Son un ejemplo para mi cuando me quejo de pequeños problemas físicos.



Recibiendo las sillas...



Adios muletas!!!

La segunda etapa en la reserva natural de Gir fue toda una experiencia con la naturaleza mas salvaje de Gujarat. Sobre esta etapa os dejo con la reflexión de Lucia unas líneas mas abajo…



Tuvimos la suerte de ver los leones desde muy cerca.


Por último, la parada a la vuelta del viaje en el colegio se organizó porque la idea de Manav Sadhna es sembrar en los niños el espíritu del servicio a los demás. Ademas, la mayoría de los niños de estos pueblos del interior de la India no han visto nunca a un europeo o un americano, y les llama muchísimo la atención. De hecho, nos esperaban mas de 1000 niños en el salón de actos para vernos. El fundador de Manv Sadhna les explicó con pequeñas historias la procedencia de cada uno de nosotros y el trabajo que hacíamos en India. Fue una experiencia muy especial. Después las niñas habían preparado algunos bailes tradicionales que todos disfrutamos mucho.



Compartimos nuestra experiencia con mas de 1000 niños!


Hola a todos, soy Lucia. Para mi las tres etapas han sido muy enriquecedoras, pero me gustaría compartir con vosotros mi experiencia durante la estancia en la reserva natural de Gir.

El organizador de este viaje fue Jaisbhai, cofundador de Manav Sadhna y gurú de muchos de los voluntarios. Jaisbhai nos acompañó durante todo el viaje hasta Gir, donde nos acogió su buen amigo Sanjaibhai, haciendo de anfitrión.



El del pelo blanco en Sanjeibhai y junto a el Jaisbhai.



Sanjaibhai es un hombre de negocios que trabajaba en Dubai, donde tiene su casa y donde reside con su familia la mitad del mes. La otra mitad, viene a India donde ha comprado varias tierras en la jungla a granjeros de la zona, con la intención construir un resort de gran lujo en el que organizar rutas para ver a los leones. Esta es la otra realidad de India.

Mientras paseábamos con él por la jungla y nos hablaba de todas las tierras que tenía, las personas que trabajaban para él, y de sus proyectos, y yo no dejaba de pensar en los niños del slum. Algo no me cuadra, me decía. Lo que no me acababa de encajar es que una persona tan profunda y espiritual como Jaisbhai, que es la inspiración de los voluntarios de la organización, pudiera ser amigo de alguien tan superficial como aquel hombre que nos paseaba por allí. Cuando tuve la oportunidad, me acerqué a Jaisbhai y le comenté lo que me pasaba. “No juzgues” me dijo. “Disfruta de lo que éste hombre nos ofrece sin juzgar”. “Es importante saber disfrutar de lo que uno tiene en cada momento, en el slum o en un paisaje tan maravilloso como el de esta jungla”




Jaisbhai, un hombre que transmite paz.



Al día siguiente, a una de las voluntarias, Magdalena, se le estropeó su cámara de fotos. Y la verdad es que estar en plena jungla y no poder hacer fotos tiene que dar mucha rabia. Sanjaibhai apareció con una cámara profesional que ya la quisiera cualquiera, y le dijo: utiliza ésta. Magdalena estaba entusiasmada, no dejaba de hacer fotos: a las flores, a las piedras, a los animales, a las nubes…. a lo todo lo que encontraba. Al finalizar el viaje, cuando fue a devolvérsela agradeciéndole el detalle, el hombre se la regaló. ¿Queeeeeeee? pensaba yo por dentro… Le va a regalar semejante de cámara de fotos…. Eso es un artículo de lujo en España, imagínate lo que puede ser en India. Y en ese mismo momento me vino a la cabeza la última frase que Jaisbhai me había dicho. “No juzgues”. Efectivamente. Jaisbhai tenía razón. Había etiquetado a este hombre de materialista y superficial y resulta que era una bellísima persona, con mucho dinero pero muy generoso. Todo lo que él tenía lo puso a nuestra disposición desde que llegamos. Entonces entendí que lo importante no es tener más o menos, sino saber compartir lo que se tiene, ya sea mucho o poco.

Y estos pensamientos, me llevaron a otra reflexión: ¿Hasta qué punto soy una persona generosa? ¿estoy apegada a los bienes materiales, o soy desprendida ofreciendo a los demás TODO lo que tengo y lo que soy?

Me he puesto a pensar en algún bien material que para mi sea muy valioso, como por ejemplo mi lavadora-secadora. Me imagino la siguiente situación: Viene una amiga a casa, le enseño la lavadora, que es estupenda pues lava y seca y además ahorra mucho agua, y me dice que le encantaría poder comprarse una porque tiene el mismo problema que tuve yo con la ropa: que con la humedad de Málaga, la ropa tarda mucho en secarse y coge olor. ¿Sería yo capaz, de presentarme al día siguiente en su casa con una furgoneta y mi lavadora dentro para regalársela? ¿Soy una persona desprendida hasta ese punto? Tampoco hay que llegar a esos extremos, eso es una situación muy extremista (pensarán muchos). ¿Tiene extremos el amor? No, el amor es infinito; esto significa sin principio ni final. Es decir, sin extremos.

Reflexionando sobre el concepto de dar, de regalar y automáticamente me viene a la mente la Navidad. Sería interesante celebrar la Navidad regalando nuestras cosas a los demás. Pero no las que nos sobran, no nos gustan o ya no usamos, sino todo lo contrario: nuestras cosas preferidas, aquellas que usamos a diario o simplemente nos encantan. Es decir, las que más cuestan regalar. Yo solía pensar que era una persona muy generosa, porque me encanta regalar. Me paso la vida comprando, haciendo o preparando regalos. Es para mi un placer regalar, pensaba. Pero en lugar de buscar el placer de regalar, yo os invito a buscar el dolor de regalar. En realidad, el concepto de regalo que yo tenia hasta ahora me daba placer, porque lo que hacía era alimentar mi ego. El momento en que la persona abre el regalo y mira a la que le ha hecho el regalo no es otra cosa que un baño de ego.

Yo (Rafa) añadiría que incluso el que está aquí ayudando, debe desprenderse de ese ego. A veces el voluntario puede llegar sentir el ego de alguien que está haciendo bien a los demás. Tenemos que evitar tender a hacer las cosas para alimentar nuestro propio ego… y que todas nuestras acciones no tengan mas fin que el de servir a nuestro corazón y al amor que somos capaces de regalar a los demas.

Un abrazo a todos, os dejamos con un viejo amigo del slum.




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