viernes, 12 de agosto de 2011

Fin de este capítulo... reflexiones.


Compartiendo un chai con los amigos...


Estos últimos días han sido tan intensos que no hemos tenido tiempo para escribir tranquilamente… y aquí estamos ya de vuelta, en el aeropuerto, tratando de concentrarnos un poco para resumir en unas líneas el final de este nuevo capítulo en India.


La semana pasada Javi (el hermano de Jesús), Lucía y yo estuvimos en el Ashram de Madre Teresa. Íbamos preparados con nuestro material para echar una mano a las hermanas con el afeitado de los pacientes… pero llegamos un poco tarde, casi a la hora de la cena y ya no teníamos tiempo suficiente. Entonces Javi, que llevaba el saxo, le propuso a la hermana superiora tocar un poco para los enfermos, y se produjo un momento mágico. Muchos de los ancianos comenzaron a bailar al ritmo de la música… tantas caras tan llenas de alegría impidieron a la madre superiora seguir con su horario habitual y en el convento se detuvo el tiempo. Estuvimos bailando con ellos, cantando, y pasándolo en grande… A veces la mejor ayuda que uno puede dar es la de hacer pasar un rato agradable a los demás, especialmente a los enfermos y a las personas mayores, que tanto lo necesitan.


Esperando la puesta de sol en Pushkar.


En cuanto a la parte arquitectónica, todo se ha quedado en funcionamiento. La reforma de la Bholu 2 a punto de ser inagurada, la zona de juegos en la “Loving Community” (Comunidad de leprosos) ya está en marcha, y ya tenemos solar para la nueva Bholu 11!!! Todos los proyectos siguen adelante en India, mientras nosotros regresamos llenos de ilusión y energía por el tiempo que hemos pasado aquí.

Los fondos que recaudamos los hemos destinado a tres proyectos principalmente. En primer lugar, al parque de juegos para la totalidad de su construcción. En segundo lugar, se reparará la cubierta del edificio de la Misioneras de la Caridad de Madre Teresa. Y por último, hemos donado también una parte para el proyecto Ekatva, para que esos 16 niños del slum puedan cumplir su sueño. También se han cubierto pequeñas reformas en diferentes casas del slum por el tema de las lluvias, y Lucía ha comprado algunos materiales para la bolhu donde ella trabajaba.

Muchas GRACIAS de CORAZÓN a todos los que habéis colaborado de una forma u otra, en lo material o en lo espiritual, ya que vuestra ayuda y energía se ha notado aquí. Este blog sobre “la otra realidad en India” lo hemos escrito entre todos. Una vez mas, gracias.

Para "los más arquitectos" os dejo unas imágenes sobre la obra de los grandes maestros que pasaron por Ahmedabad y que yo he tenido la suerte de poder visitar...no todo son slums en India!


Indian Institute of Management. Louis Kahn.


Indian Institute of Management. Louis Kahn.



Asociación de Hilanderos. Le Corbusier.


Me gustaría ahora referirme a la primera entrada del blog donde compartía la búsqueda personal que suponía para mi este viaje: La dificultad de encajar ambas realidades una vez de vuelta en España y de cómo encontrar la armonía interior después de vivir experiencias tan profundas como las que se viven aquí. Pues bien, os cuento un poco como ha sido mi viaje interior y las distintas reflexiones que me he encontrado en el camino. La oración, la meditación, el trabajo físico, y las distintas conversaciones con Jaishbhai, se han convertido en mi mapa de carreteras durante estas semanas.


Buscando el camino.


La experiencia que viví en India durante mi primer viaje fue como un flechazo al corazón. Todo me impactaba, lo material y lo espiritual y aunque provocaron hermosos sentimientos en mi interior, tanta luz nunca me dejó ver con claridad. Poco después regresé a España, tan enamorado de esta experiencia, que volver y dejar todo esta felicidad aquí, me causó más dolor que inspiración. Pero este segundo viaje ha cambiado esta visión. Con un amor más maduro, como si ya hubiera pasado la etapa del enamoramiento, he podido concentrarme en trabajar esta batalla para encajar mi realidad y la de India. Aunque menos impactante que el primero, este segundo viaje a India ha sido mucho más clarificador.


Toda mi preocupación era ¿cómo encajar ambas realidades? ¿Cómo seguir ayudando desde España? ¿Es en España donde hay que empezar ayudando? ¿Y mi familia y mi trabajo… cómo los conecto con todo esto?. El problema sobre como resolver mi lucha interior, estaba mal planteado. Mi intención era cambiar, enfocar, y conectar mi mundo exterior con la “ayuda a los demás” para, de esta forma, encontrar la felicidad: esa felicidad que tan fácilmente se encuentra en India. Sin embargo, la solución a esta ecuación está en darle la vuelta a la tortilla. La felicidad tiene que venir desde dentro, aceptando y amando la realidad que nos ha tocado vivir. Sólo si amamos nuestra vida tal como es, entonces podremos crear una autentica revolución en nuestro entorno que haga modificar el enfoque de nuestra vida y sólo entonces podremos dedicar todo ese amor a “ayudar a los demás”.

Ahora os preguntaréis lo mismo que yo me preguntaba cuando Jaishbhai me hablaba de todo esto… y ¿cómo hago yo para amar mi realidad?... En primer lugar, me decía, aceptándola tal como es. En segundo lugar amando al que tenemos más cerca sin límites, a nuestro cónyugue, a nuestra familia, a nuestro mejor amigo… Y finalmente, creando un hogar donde se generen las conexiones necesarias entre las personas permitiendo que este amor fluya con naturalidad… entonces los grandes proyectos, las grandes obras, el verdadero servicio a los demás, llega con naturalidad, orgánicamente…

Aunque suene algo básico, desde el punto de vista del desarrollo interior, yo he aprendido que el trabajo que tenemos que hacer para conseguir ser felices con lo que nos rodea fuera (y así poder servir a los demás), comienza en el interior de cada uno de nosotros. Es un viaje desde el interior al exterior, y no al revés, como yo intentaba hacerlo.

Esta vez no me vuelvo con la necesidad de hacer grandes obras de servicio a los demás, de querer enfocar mi trabajo y vida a este fín. Regreso con la mente fresca y con la intención de cambiar desde dentro, de encontrar la armonía interior, y sin esperar con ansiedad los frutos de este viaje. Podría resumir mi segunda experiencia en India en una frase de Madre Teresa:

“En esta vida no podemos hacer grandes obras, sino pequeñas obras con gran amor”.


Cada vez mas cerca de entender!


En cuanto a compartir todo esto con Lucía, ya os podéis imaginar lo que significa para mi. Ver su evolución interior desde los primeros días hasta hoy ha hecho que este viaje merezca la pena. La veo más contenta, con más sentido del humor, y sin duda con un importante camino recorrido en su interior… Aquí os dejo con ella.

Hola a todos. ¿Alguno de vosotros ha leído el libro de El caballero de la armadura oxidada?, pues para los que lo hayais leído esta historia os sonará.

Desde muy pequeña he sido educada en la fe y se me han transmitido valores importantes que podrían hacer de mi una gran persona. He oído muchos discursos, sermones y homilías de padres, amigos, profesores y sacerdotes, en los que se me transmitían que hay que ser generoso, que no hay que criticar, que se debe ser sincero, que hay que ayudar a los demás… Sin embargo, vivo en un entorno en el que se predica una cosa y se hace otra, por lo que estas palabras, aunque hermosas, siempre han estado carentes de significado.

En Manav Sadhna cada día hacíamos 45 minutos de oración. Recuerdo que ya desde el primer día nos hablaban del amor, la compasión, la devoción, la entrega… ¡Más de lo mismo!: mucho ruido y pocas nueces, pensé. Así que un poco escéptica decidí disfrutar de mi estancia en India sin expectativa alguna y así evitar posibles frustraciones. Pero “obras son amores y no buenas razones” así que poco a poco mi armadura se fue derritiendo cuando a mi alrededor iba encontrando en pequeños detalles el verdadero significado de la palabra AMOR.


Con mis niños!


Una vez entrando en un templo encontré a una anciana en la puerta. Me acerqué a ella para mostrarle mis respetos (un símbolo de esta cultura que me parece adorable). Ella me cogió de las manos y me sonrió exactamente de la misma manera y con el mismo cariño con el que me recibe mi abuela cuando no me ve después de mucho tiempo. Se me paró en corazón. ¿Cómo es posible que esta mujer que no conozco de nada sea capaz de hacerme sentir tan querida transmitiendo la misma ternura que mi abuela que me conoce desde que nací?.

Otro de los momentos en los que mi armadura siguió derritiéndose era cuando Jaishbhai se dirigía a mí poniendo sus manos sobre mi cabeza como cuando un sacerdote te da la absolución y sientes el abrazo de Dios.

Y el remate final que ha dado directamente en mi punto débil fue ayer, mi último día en India cuando me dirigía al centro de Manav Sadhna donde comemos los voluntarios y me encontré a todos los niños de mi clase que habían venido del slum con las profesoras, y aunque estaba diluviando habían estado una hora esperándome para darme una sorpresa y despedirse de mi. Cuando vi a una de las profesoras llorar emocionada al despedirse me derrumbé.

Me resulta extraño sentirme tan querida por alguien que no sea de mi familia ¡que bonita es la vida cuando se vive desde el AMOR! Ahora entiendo todos aquellos valores que desde mi infancia me intentaban transmitir y que me gustaría poder compartir con vosotros. Así que como decía Gandhi:

“Be the change that you wish to see in the World”

“Se el cambio que deseas ver en el mundo”


Adios a mi armadura...


Aqui nos quedamos... esperando nuestro proximo tren para poder seguir sirviendo a los demas y viajar al interior de nuestro corazón.


Cada uno esperando su tren...


Hasta el próximo viaje a “La otra realidad en India”. Os queremos.

Lucía y Rafa.

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